PURA e-mo-ci-ón es un proyecto fotográfico que pone el acento en la aceptación de las emociones como parte natural de la vida. Inspirado en la curiosidad sobre la psicología de las emociones, la expresión real y la búsqueda de la belleza estética de las reacciones instintivas.
Una crítica a la represión de las emociones en nuestra sociedad, fundamentalmente de las injustamente llamadas “emociones negativas” porque no hay emociones buenas o malas, todas son necesarias.

Lo componen 44 retratos, de los que aquí mostramos un pequeño ejemplo.

Basándonos en el origen de las emociones, surge retratarlas de la manera más pura posible. Y quién mejor que los bebés y niños de corta edad para este cometido. Ellos son auténtico instinto e inocencia, donde no hay cabida para el engaño o la farsa; sus emociones son puras y reales. Todo lo que les hace sentir, lo expresan de manera inmediata, sin dejar sitio a la razón, sin filtros. Lo que expresan es lo que sienten.

Este proyecto conjuga la psicología, el retrato, la técnica, la postproducción y la fascinación por el desarrollo humano. Mezcla el mundo estético de la fotografía y el de las emociones primarias de todo ser humano.
Tenemos muy interiorizado que al fotografiar “debemos” aparecer, o hacer parecer, mucho mejor a la persona a retratar porque el retrato trata de buscar más el alma de la persona o del personaje. Pero en esta serie se trata de buscar aún más dentro, la verdad de las emociones.

La finalidad del proyecto es mostrar las emociones originales que como condición del ser humano tenemos de forma innata.
Esta democratización de las emociones no distingue de raza, cultura o procedencia; es ponernos a todos en el mismo nivel y demostrar que tenemos un origen común.

La infancia y la adolescencia constituyen una auténtica oportunidad para asimilar los hábitos emocionales fundamentales que gobernarán el resto de nuestras vidas.
-Daniel Goleman-

Emociones, ¿qué son? 

Son reacciones psicofisiológicas que representan modos de adaptación del individuo cuando percibe un objeto, persona, lugar, suceso o recuerdo importante.
Y, mucho más que impulsos anárquicos que invaden a niños y adultos de vez en cuando y que se generan en el sistema límbico, constituyen la energía que alimenta el cerebro. Podemos decir que es una especie de barómetro, la manera de saber si uno se halla cómodo y seguro o si precisa algún tipo de ayuda o apoyo.
Su intención es aportar información valiosa y tienen un carácter claro de supervivencia.

Por ello tienen un importante valor adaptativo para los individuos, pues se ponen en marcha en un nivel muy básico, sin necesidad de tomar conciencia de ello, respuestas adecuadas a cada situación.

También tienen un gran valor comunicativo. La alegría, por ejemplo, nos permite alcanzar nuestro objetivo con más vigor y manifiesta a los otros el placer que la situación nos proporciona. En el caso de la tristeza, favorece el interés de los demás y provoca conductas de ayuda en los otros. Con la ira se aumenta la energía en situaciones molestas.

PURA e-mo-ci-ón pretende exponer las emociones básicas en la misma línea; las que nos producen sensaciones placenteras y las que tratamos de evitar o minimizar.
Las emociones básicas que sienten los bebés desde los primeros meses de vida son las mismas que las de los adultos. Se diferencian en la intensidad y en la rapidez al cambiar de un estado emocional a otro en cuestión de segundos (por ejemplo al pasar de la risa al llanto, o al revés).

Los modelos de emociones básicas proponen la existencia de emociones atómicas o discretas, que pueden variar en su intensidad, y que se combinan para generar emociones más complejas y matizadas.

El Doctor Paul Ekman y sus colaboradores en 1983 propusieron patrones para seis emociones que parecen ser biológicamente básicas y universales en todas las culturas:

• Alegría (Happiness) • Tristeza (Sadness) • Asco (Disgust) • Ira (Anger) • Miedo (Fear)
• Sorpresa (Surprise)

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